¿Cómo es que nos comportamos al tomar once? ¿Qué usamos?
Me gusta pensar en la cercanía que se genera en este momento.
La pausa del día, previa al descanso. Nos hace actuar de manera más relajada,
poco estructurada más allá de lo básico: cucharita del té bien puesta en el
lado derecho del asa, tenedor pequeñito si comeremos un dulce, vaso o copa
de agua si lo necesitamos…todo sencillo, pero bien dispuesto. Tal vez ocupemos la
taza más delicada que tenemos. O el tazón más lindo y práctico, porque queremos
que la sensación reconfortante del té (o la leche o el café) nos dure un poco
más. ¿Por qué no?
También pienso en una panera bonita, un mantel simpático…Sentados
en familia alrededor de una mesa, conversando sobre lo que hicimos durante el
día y lo que esperamos para el día siguiente. O, como lo he dicho antes, solos
empezando el merecido descanso. Tal vez viendo una serie o una película.
Compartir, con otros y con uno mismo, es la base del tomar once. Hacer juntos de este espacio de comida un tiempo agradable que nos permita pensar que, a pesar de todo, la vida va bien.
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